Sujeto.

Voy a relatar, la pequeña historia de alguien sin nombre, sin importancia. Alguien que solo está ahí, en ese único momento en el que vuelve a otra gente feliz...

Se encontraba en una plaza... ¿Parque? ¿Plazoleta? No era lo importante, él, simplemente estaba en una banca, tirado, a la par de cualquiera que pueda verlo, escuchando el preciado ruido de una ciudad emergiendo ante la vista alzada de sus ojos reflejando aquellos edificios por un lado, casas bajas por otro, y el lindo verde de la naturaleza centellando más y más conformidad.

Pero, el pasar del sonido de una ambulancia interrumpía aquel paisaje. Redoblando la mirada nuestro sujeto dejó su largo pensar en abismar aquel vehículo, que a causa de su sirena todo a su alrededor se alejaba de el, pero lo hacían porque era lo mejor, beneficiaba su recorrido y no perdía tiempo en su destino.

A la vez que atravesaba la calle, los ciudadanos que iban a pie simplemente 'relojeaban' sus propias actividades, sin la mera preocupación de que alguien urgentemente necesita ayuda...

"Pero, hasta que no les llegue una llamada diciendo que se trata de un familiar querido, estas personas no moverán ni un dedo, incluyéndome." Ese fue el testimonio de una persona común, pero que lamentablemente, por romper la rutina de la ciudad su imagen se deteriora y refleja a una persona vaga y sin oficio, de pura suerte poca gente se atrevía a pasar por el mismo carril, la mayoría solo modificaba su recorrido para llegar al mismo, balbuceando el porqué de este personaje inadaptado en ese lugar, interrumpiendo una rutina normal en un espacio público.

"Pero, es la primera vez que paso por acá, la primera vez que tengo la necesidad de pensar en mis acciones y nada más, porque al igual que una madre que lleva a su hijo al parque, yo estoy para distraerme de una monotonía, aunque no consiga sentirme mejor.

Porque un momento pasajero es eso; pasajero."

El sentirse bien porque otras personas lo están, debe ser una de las mejores experiencias que sentirá... Al siguiente día, solo se encuentra destruido y sin sentido, pero al abrir los ojos sigue ahí, recordando que todo eso pasó y volverá a pasar.

Al estar actualmente en la situación de nuestro sujeto, él decide levantarse, caminar hasta su destino el cual es ninguno, apreciar lo mínimo alrededor significativo para su momento, pero que de todas formas le sonríe con un inmenso destilar, que agradece que este allá.

Sin siquiera abandonar ese espacio verde y solo observar su alrededor, se encontró con alguien similar, pero en un estado diferente.

Taciturno y con un fuerte respirar, el otro sujeto apenas se pudo sentar...

"¿Esta clase de gente es la que merece menos atención?

¿Me tengo que alejar de él solo porque no quiero conflictos?

¿O acaso el verlo sufrir solo me permite alejarme para que llegue más rápido a su destino?"

Nuestro sujeto no lo dudo y prosiguió, cruzando por el mismo camino de piedras anaranjadas sin importar de la otra persona.

Aquel, dio un vistazo hacia arriba, lo encontró, y nuestro sujeto pensó lo peor, de una simple moneda a la muerte misma. Cuando se estaba por alejar, el joven sentado y de cabizbaja le pregunta;

"¿Eres aquel al que debo entretener? Déjame decirte que, el ayer es solo ayer y yo quiero en sueños descansar"

Y se desplomó...