Leire Publicado 1 de diciembre del 2014 Denunciar Publicado 1 de diciembre del 2014 Letra: ¡Me asfixio! ¡Dios! Pienso en mi cara… se esta quemando, ahora, mi cara… ¡Dios! Una explosion y los colchones se prenden fuego y Nos quemamos vivos… Quiero salir, quiero escapar, las puertas siguen encerrojadas. El pabellon… en un segundo se nublo todo y ya no vemos nada mas… Pruebo trepar hasta un ventanal buscando el aire y me balean fiero Viejita, amor, hijas y amigas, buscan noticias en la Puerta, ahi fuera… Tiempo despues, escucho aun el ruido de loco de los paloteros Buscan asi baldosas flojas donde escondemos tesoro y miserias¡Pobrecito!... Pobre "el cebolla", no pudo mas, Se degollo por miedo Nadie es capaz (¡No pueden borrar mis recuerdos!) Nadie es capaz de matarte en mi alma. ¡Y asi te dan! asi te quiebra! Asi te dan por culo alli… sin mas Por esa vez la Vieja Cosechera Vino por mi y no quiso besar mi vida. Estoy herido, estoy quemado Voy en camilla por el Salaberry Voy a tratar de hacer conducta aqui Para rajar antes que mis pulmones Si va a pasar algo conmigo Quiero que sea en libertad… ¡Alla afuera! ¡Y nada maas! ¡Irme y nada mas! No quiero ver mas gruesa del llavero Ni mirar la pared si el pasarela grita Para tapar los quejidos y lamentos ¡Ya nunca mas! ¡Y nunca ya voy a olvidarte, Pablo… nunca! Historia: Fue el hecho mas trágico que ocurriese en una cárcel argentina Ocurrió el 14 de marzo de 1978, e inspiró el tema "Pabellón Séptimo". Allí murió Luis María Canosa, un amigo del Indio Solari (preso, en aquel entonces, por tenencia de droga), que también es recordado en la letra de Toxi-Taxi Murieron 61 de los internos. Los 84 sobrevivientes quedaron con el cuerpo y el alma marcados por el fuego. Luis María Canosa, un amigo del Indio Solari recordado en la canción de Los Redonditos de Ricota Toxi-Taxi, fue asesinado en ese motín. El cantante volverá a mencionar la tragedia en su etapa solista en el tema “Pabellón Séptimo”. El recuerdo todavía permanece vivo. La escena fue dramática: el fuego y el humo se habían apoderado del pabellón N° 7, en el penal de Villa Devoto. Pero nadie pudo salir de allí. La tensión era el denominador común. Las puertas y ventanas estaban trabadas: las habían cerrado los propios reclusos haciendo una barricada con sábanas, colchones y almohadas como señal de apoyo a un preso que había cometido una acción de indisciplina. Horas después, 61 personas murieron asfixiadas y quemadas, en lo que fue la peor tragedia en una cárcel en la Argentina. El llamado "motín de los colchones" estalló en la mañana del 14 de marzo de 1978. La noche anterior, un recluso del pabellón N° 7 se había negado a apagar el televisor, luego de ser advertido por un guardiacárcel. Al día siguiente, integrantes del servicio penitenciario quisieron retirar al preso de la celda, pero sus compañeros salieron en su defensa. Fue entonces cuando los reclusos tomaron la trágica decisión que marcaría sus destinos. Barricadas "Los amotinados levantaron barricadas en la entrada del pabellón y acumularon gran cantidad de material inflamable en el lugar de acceso, tras lo cual lo incendiaron", expresaron en aquella oportunidad las autoridades del Servicio Penitenciario Federal, mediante un comunicado difundido el día después de la tragedia. Pasaron varias horas hasta que pudo controlarse el fuego. La demora se debió a que las rejas de la puerta se encontraban al rojo vivo, así como las camas que habían sido atacadas por las llamas, creando una verdadera trampa mortal para todos los reclusos que estaban allí. De los 161 procesados alojados en el pabellón N° 7, 61 de ellos perdieron la vida, mientras que 85 resultaron heridos, algunos con quemaduras que les cubrían el 60 por ciento del cuerpo. Las víctimas, calcinadas Una semana después del motín, Jorge Antonio Dotti, entonces director nacional del Servicio Penitenciario Federal, aseguró que en las autopsias realizadas no se evidenció que hubiera heridos de bala. Las víctimas fallecieron calcinadas o asfixiadas, aclararon las autoridades. La superpoblación de las cárceles del país también era un problema en aquellos años. En el pabellón N° 7 del penal de Devoto -de 15 por 30 metros de longitud- el número de internos estaba excedido en un 25 por ciento.
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