Soack Publicado 16 de julio del 2014 Denunciar Publicado 16 de julio del 2014 Un hincha brasileño vio cómo su hija lloraba sin consuelo la derrota por goleada de Brasil ante Alemania y, para recordar el momento, decidió tatuarse el resultado del partido con las banderas de los dos países. Conozca esta historia: El portal O'globo nos trajo una historia fuera de lo común. Se trata de la historia de Matheus Ribeiro Simões, un mecánico brasileño de 31 años que se tatuó en la pierna el resultado de la goleada alemana ante Brasil (7-1) después de ver la terrible decepción que se llevó su hija Bia tras la derrota."En el partido contra Chile vibramos juntos con cada penal, gritamos juntos y cuando Brasil ganó lloramos mucho de emoción por la victoria. A cada partido que pasaba, ella se enganchaba más", relata Matheus.Pero llegó la goleada de Alemania y la ilusión de su hija se derrumbó. El padre dijo que nunca vio a su hija reaccionar así ante una decepción y por ello, cuando terminó el partido, ya tenía decidido que llevaría ese momento en la piel para siempre."Yo quedé furioso con el sufrimiento de Bia. Ella es de la generación que no vio a Brasil ganar la Copa del Mundo y por eso esperaba que el equipo lo consiguiera también por ella. Cuando comenzó a llorar, de manera inconsolable por el resultado, me puse furioso y decidí tatuarme. Nunca la había visto sollozar de esa manera por una decepción y, por eso, decidí guardar el momento para siempre", dijo el padre."Yo no quiero olvidarlo porque fue un momento que marcó mi vida y la de mi hija. Siempre que ambos veamos el tatuaje, recordaremos el partido y el momento que vivimos", añadió.¿Y qué dice la madre de todo esto? Bueno, pues resulta que ella misma hizo el tatuaje, ya que es su profesión. Asegura que al principio no se podía creer la idea de su esposo, pero le fue dando vueltas con el pasar de los días y, "como fue un momento que le marcó mucho a Matheus", decidió hacerlo.En definitiva, se trata de un brasileño que llevará en su piel para siempre el recuerdo de la goleada y también el terrible sofoco de su hija. Una prueba más de que sobre gustos no hay nada escrito y todo un ejemplo de las curiosos momentos que deja la pasión por el fútbol. Fuente
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