Merezco tanto más.

Me sumergí tanto en tu perfume que ahora se convirtió en el maldito oxigeno que respiro y como una tonta te idealice. Absurdamente te bese en mi mente en mil modos, te dije te amo en mil idiomas.
Te vas.
Y yo acá en este infierno donde solo se respira cal, donde libero la tercera guerra mundial.
Donde nadie me llena y todos me agotan, donde te espero sentada en un trono de cartón, soy la reina de la nada. No comando a nada, ni nadie puede comandarme. Y en las noches lloro y me duermo entre espasmos mientra te escribo la carta cien mil uno, nadie me escucha y creo que debería correr.
Porque pronto me va alcanzar.
Con recurrencia me encuentro imaginándome sentada en un maldito domo, mirando como la gente es feliz, triunfa, se re-arma y yo sigo acá, asfixiándome. Respirando cal. Gritando una y otra vez en silencio hasta que mis cuerdas vocales no responden mas y mis uñas repletas de sangre de tanto cavar, me susurran que pare. Que es en vano, que estamos malditas por algún tipo de consigna pre-destinada que nos indico ser infelices, no tener, vivir solitarias.
Y veo el espejismo de una que no soy yo, viviendo la vida que me corresponde pero que ya no es mía. Y las cuerdas vocales ya no me responden y continuo respirando cal hasta toser. Mis demonios me alcanzaron, ya no hay donde correr.

"Y veo el espejismo de una que no soy yo, viviendo una vida que me corresponde pero que ya no es mía".