UNNAMED Publicado 10 de julio del 2017 Denunciar Publicado 10 de julio del 2017 Hace mundos que ya no me me dices somos. Hay un ambiente intranquilo saboreando las ganas de quedarte un poco más sobre mi espalda. Te has dejado ir, incluso cuando no te quieres alejar y mis huellas dactilares han notado el cambio climático que propagas cuando giras la mirada, y hasta el edredón, que acaricias cuando miras a través de la ventana para disimular las heridas que te dalatan agilmente te ha echado de menos en estos días. Las persianas huelen a pasado. Las paredes tiemblan con tus nudes. Hay pingüinos rondando en la habitación al llegar las tres, por el frío que disparas. Hace sombras que no me tientas bajo las sabanas ni te incendias en mi boca. Ya no te quedas a contar con tus dedos los lunares en mi espalda y atrapar Pirineos en la cama para calmar los ruidos, que insisten en desarmar la calma y la sensatez. Sé muy bien, que todo se agota y las gotas de miedo hacen que me mires con la mirada baja y el corazón en turbulencias. Hay cubitos de hielo en tus ojos y un manjar de aviones de papel en tus silencios intentando aterrizar en mi aeropuerto de caricias olvidadas. Un ejercito de besos agotados por el hambre y un rugido dorado en tus pupilas que no hace más que mostrarme la otra cara de la moneda, la verdad que evitas. Un cadaver exquisito en forma de libro sobre la alfombra en el que ya no vuelves a perder los latidos del tiempo. Hay nubes, cigarrillos y platos sobre la mesa y una tacita de guerras amontonadas en el mismo lugar en el que te arrancaste las ganas de ser las mías. Hay algo que te duele, lo sé por la manera en que miras las hojas de los árboles caer, como queriendo salvarlas y llevarlas a vivir en tu cabello, bello. Pues de alguna manera, sabes que allí, mis manos han volado y chocado con sed de más mientras te veo dormir. Sabes que te sé, incluso cuando no sabes quien eres en las tardes y te saltas las clases a toda velocidad como el autobús a los semáforos en rojo, sin importar el desastre que llegue a contaminarlo todo. Sé que no deseas herirme, que me quieres en tus prados y castillos como se quieren las canciones que nos hacen cerrar los ojos sin querer, con una fuerza volcánica invaluable. Sé que caes en preguntas sin orden y vuelas cuando sueltas las bragas en la ducha y luchas por dentro para no estallar por fuera cuando todos te ven. Sé que estás entre la espada y el querer, y sin embargo, aun así, haces magia con tu boca y fuego con tus bailes. Brillas en cantidades industriales entre mis brazos mientras sangras recuerdos que te lanzan fuera de aquí. Y sin embargo, vienes y me calas para coser los agujeros que provocas, cuando te marchas.
Posts recomendados