Entramos al cumpleaños.

Lo llevaba de la mano con cara triunfante como mi trofeo, mi trofeo ante tus ojos. Estaba radiante con el vestido mas ajustado que tenia, ese blanco con rayas negras que cada vez que me lo pongo la noche se convierte en un completo fiasco y termino llorando.
Saludos, presente a todos de quien se trataba quien estaba a mi lado, me decías que aprobabas la situación pero tus ojos estaban diciéndome otra cosa, gritando a gritos tus celos inminentes. Tus ganas de quedarme en soledad esperando tu llamada que nunca va a llegar.
De repente del fondo salio una muchacha con un vestido holgado y de cara preciosa, siempre las elegías igual. ¿Vestida de rosa? que predecible, no sabias elegir nunca otra igual.

-Hola... -Falsas sonrisas, ella tiene en claro quien es y quien soy yo en tu vida. Su eterna competencia . Su eterna comparación. Sonreí, alardeando de mi posición-

Vos lo dijiste con tono frió y aun con mas tono gélido lo presentaste a él. Pronunciar su nombre te dolía como a mi me duele cada fin de semana que me mostras fotos de ella en instragram mientras yo a tu lado, te miro de reojo y sonrió cada vez que hablas, fantaseo besarte y tomarte de la mano. Mientras tardo tres horas en elegir la ropa  y el peinado para que me ignores por una pantalla y por alguien que no se encuentra a tu lado.

-Emilia y él es...
-Mi novio -te interrumpí, sonriendo.

Suspiraste no se bien si por la partida ya perdida o que recién empezabas a jugar.
A medida que pasaba la noche te encontraba con mas frecuencia mirándome, que chiste. Ahora lo hacías y solo porque tenia a alguien a mi lado sosteniéndome la mano. Sali al patio a fumarme un cigarrillo.

-Eso te mata ¿Lo sabias no?
Sonreí de espaldas. El momento, sabia que iba a pasar.
-¿No es un poco hipócrita cuando las ultimas tres veces que te vi te encontraba fumando? -Sonreí. Estabas en mi mano.

Él se acerco, mas de lo que se suponía que se tenia que acercar, a dos habitaciones contiguas estaba el sujeto que me había hecho el amor hacia menos de dos horas, a dos habitaciones estaba el supuesto amor de su vida. Pero de manera interesante, estabas conmigo en ese patio muriéndonos de frió reprochándome cuidar mis pulmones. Me amas, decilo. Por favor.

-Si pero vos no fumes -me quitaste el cigarrillo de la boca, le diste una pitada y lo apagaste. Te mire fijamente sin despegar la lasciva mirada que tenia sobre vos, en ningún momento disimule. Mi miraste fijamente y para mi sorpresa no me besaste, simplemente sonreíste. Porque sos cruel, porque jugas con cada segundo y con cada centímetro de mi piel, te aviso no voy a estar siempre. Cuando menos lo esperes voy a desaparecer de tu vida y de la de él.