Hay miradas que son viajes...

Y te activas, y luego, te das cuenta que no hay nada más grande y pequeño que esos ojos que te promueven para que no dudes en saltar las veces que sean necesarias para luego escalar por esa montaña de anhelos y esquemas. Y te quemas por dentro y viajas a lugares que no conocías, y nada te hace daño, más que esa sensación inédita de saber que no te están mirando esos ojos miel-canela y al mismo tiempo te están condenando a voltear la mirada, a seguir el curso, a vivir el viaje y a morir, sentir morir si no están cerca de ti.

Y es que no sabes
en que momento terminarás volando en una mirada.
Hay abismos bonitos que no puedes evitar no saltar, y ahí es cuando los colores de la vida son otro juego de luces que te adornan el camino para soltarle las cadenas a esas sonrisas que tenías en signos de interrogación. Y ahí es cuando, todo es combustible, todo es un atajo al cielo.

Hay miradas que son viajes, viajes a ninguna parte
que no puedes negarte a saborear

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